lunes, 3 de noviembre de 2014

BOCADILLOS CON NUESTRO PAN

ESTA VEZ HA SIDO DANI QUIEN SE HA LLEVADO A CASA NUESTRO PAN PARA HORNEAR Y NOS HA TRAÍDO FIAMBRE CON EL QUE HEMOS HECHO UNOS BOCADILLOS RIQUÍSIMOS. 





ALGUNAS DE NUESTRAS CANCIONES

MATEMÁTICAS Y CIENCIAS EN EL JARDÍN DE INFANCIA

En este artículo se muestra como en el jardín de infancia,  los niños, de forma natural  y simplemente a través del juego y las rutinas diarias, adquieren las bases para luego aprender más fácil y mejor, las matemáticas y ciencias en general.





Fue traducido por Mónica Marín y publicado en castellano por “El Camino de los Niños” el 3 de febrero de 2014.
Según Steiner, en el entorno de la infancia temprana abundan las oportunidades para fomentar el desarrollo de los conceptos matemáticos y científicos. Esto pudiera parecer raro a quienes fácilmente ven la belleza, el lenguaje en un ambiente acogedor del Jardín de infancia, pero no necesariamente hacen evidente el lado matemático o científico. Considerando las bases “físicas” de los primeros años es cuando se hace posible vislumbrar las relaciones matemáticas naturales. En realidad, todas las actividades de la educación según Steiner están basadas en las matemáticas y las ciencias, incluyendo actividades de desarrollo de lenguaje y pre-alfabetización, tales como son el escuchar y el reconocer palabras, el dibujo y la secuencia en una historia.
¿Cómo es que los niños pequeños aprenden habilidades fundamentales de matemáticas y ciencias? Los conceptos son bloques de conocimiento, acumulados y construidos a través de las experiencias y del movimiento físico en el mundo. Los niños sanos manipulan materiales (incluyendo sus propios cuerpos) en cada situación, reuniendo “datos”, y a través de la exposición constante, encuentran así un orden para esos “datos”. Ese orden que el niño crea lo encamina hacia el desarrollo de conceptos. Los niños pequeños son matemáticos y científicos naturales, muy astutos, quienes aprenden una gran cantidad de información diariamente mientras exploran el mundo y mueven sus cuerpos. Sin necesidad de tarjetas o lecciones estructuradas, los pequeños aprenden conceptos fundamentales de matemáticas y ciencias, con cada impresión sensorial, movimiento o acción. Investigaciones han demostrado que las lecciones estructuradas de matemáticas y ciencias a una muy temprana edad son prematuras y pueden ser perjudiciales para la correcta evolución del cerebro del niño, e incluso pueden afectar su desarrollo de los conceptos.




Especialmente el juego provee al niño de un ambiente ideal para el aprendizaje de dichos conceptos. “Si observamos cuidadosamente, el juego en los niños nos revela ser una excelente preparación inconsciente para la futura educación en matemáticas y ciencias naturales; si se fomenta este juego puede evolucionar libremente y sin la guía estructurada de un adulto.” (Developmental Signatures). [i] Podemos ver en los pequeños niños la brillante genialidad del juego en su esencia más científica. Al igual que el arquetipo del “investigador”, el niño es completamente atraído, interesado en la exploración y el “juego” con el mundo físico.
Durante la infancia, el niño aprende conceptos. La libre exploración durante los primeros años provee de los fundamentos para el aprendizaje de las matemáticas y las ciencias. El infante comienza a percibir el mundo y eventualmente a seguirle la pista de todo aquello que se mueve a su alrededor; al sentir la textura de los objetos, la calidez del abrazo de quien lo cuida, de los rayos del sol o del viento frío que le roza la carita (temperatura). En este momento, el niño también comienza a experimentar y a aprender inconscientemente sobre el poderoso ritmo del día y la noche, el concepto de secuencia temporal. El niño aprende sobre la experiencia física del hambre: cómo se siente el cuerpo, que expresiones audibles son necesarias para que quien lo cuida se acerque con un poco de alimento, la comodidad en el cuerpo al haber saciado sus necesidades tanto físicas como emocionales.





Entonces, el movimiento físico comienza. Un día, el niño se hace consciente de sus miembros, y esto inicia el largo proceso de descubrir cómo asirse a los objetos. El niño investiga cada una de las cosas que encuentra a su alcance: saboreándolas, volteándolas de cabeza, haciendo ruido con ellas, mordiéndolas, tirándolas al suelo. Conceptos tales como peso, textura, dureza, forma, sabor, sonido y temperatura son registrados durante esta edad principalmente a través de experiencias naturalistas, guiadas todas ellas por el niño. Estas experiencias iniciadas espontáneamente son el modo primario de aprendizaje durante la edad temprana, mismas que seguirán siendo valiosas para los niños mayores también. Un ambiente natural interesante y rico, rodeado de adultos involucrados en actividades que tengan un propósito, provee al niño de interminables oportunidades así como de la motivación necesaria para que interactúe con su alrededor.
Los niños pequeños que ya caminan aprenden sobre múltiples conceptos acerca de la relación espacial en el mundo en su inagotable esfuerzo por ponerse de pie, caminar, caerse y volverse a levantar. Mantenerse erguido y manejar el movimiento dentro de los tres planos del espacio es un logro monumental y le ayuda al entendimiento sobre todos los conceptos espaciales en el futuro. Actividades tales como “gatear sobre y debajo”, “trepar”, “caminar”, “correr” y “brincar” provee naturalmente de las bases de la geometría y la física. El niño ahora seleccionará al azar objetos, los levantará, los llevará consigo, los colocará dentro de una caja y los aventará después, desarrollando así conceptos como la correspondencia del uno-a-uno y causa y efecto. Es muy interesante (¡y divertido!) golpear ollas con palos de madera, tirar comida en el piso (gravedad), construir con cubos, y levantar las cosas más diminutas del piso. Los pequeños exploran el concepto de peso, pero especialmente de “pesado”. Ellos también disfrutan de aventar objetos por el aire. Estar en el agua es otro “laboratorio”, donde este ambiente líquido permite probar la flotabilidad.
El desarrollo físico sano del niño es un prerrequisito crítico para la educación adecuada en matemáticas y ciencias. Una gran cantidad de movimiento y de oportunidades de juego provee los fundamentos psicológicos, neurológicos y vivenciales para poder aprender sobre el mundo físico. [ii] El niño requiere de grandes cantidades de movimiento (a menudo subestimado en estos días), sueño y una dieta rica en grasas, a fin de soportar la adecuada mielinización del cerebro, la cual es requerida para el correcto desarrollo de las funciones sensitivas, motoras y cognitivas, y así estar preparado para la etapa académica.
“Su consciencia lentamente despierta para captar las cualidades de tiempo y espacio, de cantidad, número y leyes geométricas en correspondencia con su desarrollo físico. Es por ello que la sana formación y maduración de los órganos sensoriales y sus funciones, al igual que la del órgano motor, son una de las prioridades principales durante la educación preescolar y del kínder, extendiéndose a los primeros años de la escuela elemental.
A través de las actividades los niños conocen las propiedades, cualidades y patrones del medio ambiente. Por ejemplo, el ponerse de pie y aprender a caminar son experiencias de gravedad y dimensión espacial. Más adelante, de manera similar, el pequeño cuerpecito adquiere velocidad y equilibrio, gravedad, fuerza centrífuga, fricción, etcétera, al tiempo que brinca la cuerda, juega en los columpios o en el carrusel, en el sube y baja o en el tobogán. Él puede comprender estos principios y los aplica en su juego, por ejemplo, al dejar caer unas castañas a lo largo de un tablón inclinado, o cuando construye pistas para las canicas, o puentes, o torres. En este proceso también explora las leyes de apalancamiento, de estancamiento y de balance. “ [iii] (Developmental Signatures)
A todos los niños pequeños les encanta participar en las actividades diarias, las cuales sustentan el desarrollo de los conceptos de matemáticas y ciencias. Aquellas actividades que se desarrollan en el ambiente del hogar o en el kínder son especialmente accesibles a esta edad: sacar la composta, cavar y arreglar el jardín, observar cómo crecen las plantas, cuidar a las mascotas, barrer el piso, poner la mesa, picar vegetales, servir la comida, sacudir los muebles, elaborar piezas en carpintería, levantar los juguetes y guardarlos en su lugar (ordenar), separar las cebollas de las papas (agrupar y clasificar), separar la ropa para lavar, ordenar las botas frente a la entrada principal, hornear. Cantar juntos e interpretar alguna pieza musical (inédita), da pie al correcto desarrollo del oído interno, a la formación de los fundamentos musicales y acústicos para las matemáticas y las ciencias. El movimiento en el juego provee de muchas oportunidades para aprender sobre la geografía del cuerpo, para desarrollar el equilibrio, la consciencia espacial y la orientación; el sistema de representación visual, auditivo y kinestésico, todo lo cual provee de los fundamentos para las matemáticas.
Jugar con troncos, tambores, tablas, ladrillos, cuerdas, etc., da pie al aprendizaje mecánico que puede incluir palancas, puntos de apoyo y poleas. El juego más dramático incluye el disfraz, la construcción de “casas” y la representación (imaginaria) de objetos. Por ejemplo, un pedazo de madera puede ser utilizado como un imán o un teléfono, o una marioneta como un personaje para contar una historia, todo lo cual provee de los fundamentos neurológicos para el uso de símbolos abstractos (números y letras) para representar ideas. Cocinar permite el aprendizaje de las medidas, del todo y de las partes, de la química y el volumen.
Los pequeños del jardín de niños y preescolar aprenden el concepto de la enumeración al contar servilletas, velitas de cumpleaños, el número de sillas que se necesitan en la mesa. Ellos disfrutan del lenguaje rítmico y repetitivo de los cuentos, y el contar, aplaudir y cantar canciones y versos, mismos que soportan los fundamentos de las matemáticas. Les encanta ordenar juguetes, formas, colores, animales, etc., lo cual desarrolla el concepto de la clasificación, una habilidad pre-algebraica. El orden, los patrones y las secuencias se convierten en algo muy importante en esta edad debido a que el pequeño niño comienza a organizar estos conceptos e inician el uso de sus capacidades del pensamiento abstracto. La noción adquirida durante la primera infancia y la niñez sobre la correspondencia del uno-a-uno son fundamentales para los conceptos de esta etapa. Ejemplos de ellos son: un guante para cada mano, un zapato para cada pie, un sombrero para cada cabeza, un gancho para cada abrigo, una semilla para cada hoyo en la tierra, una silla/taza/plato para cada persona, etc. De acuerdo con el Consejo Nacional de Maestros de Matemáticas (NCTM [iv]-National Council of Teachers of Mathematics) la correspondencia del uno-a-uno es el punto focal para los números y las operaciones en el nivel maternal.
Artículo Original: http://www.lifewaysnorthamerica.org/about/newsletters-and-articles/math-and-science-kindergarten-waldorf-early-childhood-settings; http://elcaminodelosninos.wordpress.com/2012/02/03/matematicas-y-ciencias-en-el-entorno-in


NUESTRA FIESTA DE SAMHAIN

Apoyo al lenguaje en niños de 2 a 6 años y en niños con necesidades especiales


Apoyo al lenguaje en niños de 2 a 6 años y en niños con necesidades especiales

Apoyo al lenguaje en niños de 2 a 6 años y en niños con necesidades especiales
Escribo este artículo, porque una pregunta recurrente últimamente es qué hacer, o no hacer, en definitiva, cómo ayudar a niños de dos, tres años, que no hablan.
Para responder esta pregunta debemos tener en cuenta varios factores. ¿El niño presenta un desarrollo más lento solo en el ámbito del lenguaje? ¿Cómo es su desarrollo motor? ¿Cómo es su desarrollo sensorial? ¿El niño desea comunicarse y lo intenta por medio de la mímica? ¿o por el contrario el niño parece introvertido y falto de interés en comunicarse?
En función de esto podremos saber un poco las razones, y por tanto más específicamente cómo ayudarlo, sin embargo hay medidas no invasivas, indirectas, a través de las cuales podremos apoyar su lenguaje y desarrollo en general, pudiendo resolver el tema, sin necesidad de alarmarnos y sin necesidad de someter al niño a ningún tipo de tratamiento externo.
Fundamental es saber, que toda intervención, ya sea pedagógica o terapéutica, a estas edades, debe ser INDIRECTA, jamás directa y ni consiente para el niño.
Dado que el desarrollo del lenguaje está íntimamente ligado al desarrollo motor, puedo preguntarme si el niño ha podido ejercitar con éxito y autonomía todas las etapas de motricidad gruesa del primer año, es decir rodar, reptar, gatear, pero también posturas boca abajo, que dan especial tonicidad al cuello, relacionado directamente con el lenguaje. Otro movimiento indispensable, es el de agarrar y tirar objetos. ¡Cuántas veces nos irritamos con el bebé de 6 meses que con alegría tira lo que le acabamos de dar, una y otra vez! Pero es justamente a través de la prensión, del cierre de la mano y posterior apertura, la laringe ejercita también movimientos de apertura y cierre, fundamentales para “agarrar y soltar” los sonidos.
La postura erguida, recoloca la laringe en su posición apta para el lenguaje y a la vez libera las manos, siendo sus movimientos a partir de ese momento, herramientas básica para articular y modular el lenguaje. Este mismo principio está en las “Rimas y Juegos de Dedos”, ya que la logopedia de la primera infancia actúa principalmente a través de los dedos. El solo hecho de que el niño juegue con sus manitas, haciendo torres e hileras con maderas, tiene un gran efecto sobre su aparato fonador.  Vemos por tanto que un estímulo indirecto es el movimiento, tanto de todo el cuerpo como especialmente de la motricidad fina de las manos. Se han hecho estudios que demuestran que en niños pequeños que se les dio más posibilidades de mover los dedos, el lenguaje se desarrolló mejor que en otros donde el énfasis se puso en el estímulo directo del lenguaje.
Otra acción indirecta es a través del lenguaje del adulto.  La laringe del niño, a través de la empatía orgánica, se mueve igual que la del adulto, imitando y practicando interiormente los movimientos sutiles necesarios para articular cada sonido. Un adulto que habla bien, de manera correcta, bien articulada, con un tono saludable (ni disfónico, ni artificial), estará dejando un profundo impacto positivo sobre el lenguaje del niño que lo escucha pasivamente. Este aspecto lo aprovechamos  también en mi método de logopedia a través de “Rimas, Juegos de Dedos, Tacto y Movimiento”, en tanto que el adulto ofrece amorosamente una Rima al niño, simplemente para que la disfrute, sin ninguna expectativa de que “aprenda” algo, o que la repita. El adulto la ofrece generosamente, a sabiendas, de que ya a través suyo el niño pasivamente está recibiendo muchísimo y respetando los tiempos del niño, que moverá sus deditos y dirá con nosotros el texto, cuando realmente lo desee y esté maduro para ello. N o es lo mismo ofrecer que enseñar.  Nada debemos enseñar, olvidémonos de cualquier expectativa de querer que el niño aprenda de nosotros, dejemos simplemente que el niño libremente imite y tome de nuestro modelo aquello que en cada momento necesita y es capaz de imitar.
Siguiendo en esta línea, además de mostrar al niño, cual si fuera un teatro de títeres, un Juego de Dedos,podemos intensificar el efecto a través de lo que llamo “Masaje sonoro” o “Rimas y Juegos de Tacto”. Aquí a la vez que decimos la Rima, tocamos al niño en un gesto que guarda la coherencia con la cualidad del sonido correspondiente. De este modo el niño recibe también a través del sentido del tacto, información sobre la formación del sonido. Además,  estimular el tacto es de vital importancia, tanto para fomentar la relación con el niño, como su autopercepción, geografía corporal y comportamiento futuro.
Finalmente quisiera destacar, desde mi punto de vista y metodología, la quinta vía de estímulo indirecto, a través de la estimulación del sentido vestibular, es decir, a través de movimientos de balanceo, sacudida y giro, que recibe el niño pasivamente.  Jean Ayres, en su maravilloso libro “La integración sensorial y el niño”, explica, como un niño con un sentido vestibular subdesarrollado suele presentar problemas de aprendizaje  y lenguaje. Un niño  con un sentido vestibular hipersensible e hiperdesarrollado, se presentará irritable ante los ruidos y no disfrutará de estímulos fuertes de movimiento, sintiendo mareo y pavor, sin embargo sin retraso en otras áreas. Por esto debemos ser muy respetuosos y cuidadosos al mover al niño y solo hacerlo si realmente disfruta con ello, jamás intentando que abruptamente pierda el miedo (el “susto” ante el movimiento repentino también está relacionado con el reflejo de Moro, que aquí no cabe explicar). Ahora bien, con el debido respeto, podemos balancear, mecer, acunar y zarandear al bebé o niño pequeño, a través de juegos como el caballito, el columpio, Rimas y Canciones, sabiendo que activar este sentido significa estimular la capacidad de comprensión auditiva. El oído es el que oye, pero para poder comprender lo que oímos y por tanto reproducir las palabras, en definitiva, para hablar, necesitamos de un sentido vestibular en condiciones.
Teniendo estos 5 factores en cuenta, el desarrollo motor, la motricidad fina, la empatía orgánica, la estimulación por vía táctil y la estimulación a través de movimiento externo, y sin olvidar lo fundamental: todo acurre a través del juego y de un adulto amoroso, que no pretende enseñar nada, solo ofrecer oportunidades, teniendo todo esto en cuenta, es que surge la metodología de “Apoyo al lenguaje en niños menores de 3 años y en niños con necesidades especiales, a través de Rimas, Juegos de Dedos, Tacto y Movimiento”.
Por último expresarles mi anhelo de que hasta los 6 años los niños no necesiten visitar un terapeuta especialista (logopeda, psicomotricista, Psicólogo). Mi dedico a formar a madres, maestras y logopedas, para que en casa sean las mamás (o papás) los que asuman  la “terapia”, incluyéndola en los hábitos diarios de manera completamente camuflada, que el niño simplemente perciba como agradable espacio de juego y mimo.  Para que las maestras asuman su parte, estimulando indirectamente el lenguaje a través de espacios adecuados para moverse y su propio lenguaje. Que las logopedas escolares no saquen a los niños del aula, sino que entren y apoyen a la maestra, trayendo Rimas, juegos y frescura… ¡Sí, esto es lo que me gustaría y estoy segura de que a los niños les gustaría también!

Después de trabajar más de 10 años con terapia individual con niños y con grupos de teatro infantil. Después de trabajar más de siete años con discapacitados, después de haber sido maestra de niños de entre 2 y 6 años…después de todo esto, les aseguro, que desde lo lúdico-creativo (teatro infantil), lo pedagógico (educación infantil) y desde casa, se puede y se debe incorporar lo terapéutico. Debemos integrar pedagogía, terapia y arte, que no tienen por qué ser  áreas separadas, sino partes de un todo. Y con esta finalidad, recorro comarcas y países enseñando Rimas  y Juegos y hoy, escribo…

Nota:
Esta vez no mencioné el tema de la importancia del masticado para el desarrollo del lenguaje.  Comer mejor, ofrecerles alimentos que requieran trabajo de masticado y no explayarse con las papillas y  la mamadera/biberón hasta los 5 años, podemos considerarla la sexta vía de acción indirecta sobre el lenguaje en niños pequeños.
Y por supuesto, que de obvio ya ni lo mencionaba, recordar, que los medios audiovisuales, no producen el estímulo en la laringe de la voz directa y conviene evitarlos al máximo hasta los 6 años.

Tamara Chubarovsky,  Villanueva de la Vera, marzo 2014