domingo, 24 de marzo de 2013

las piruletas de la emoción


Las piruletas from guacalita

Empezando por el principio, que mejor que crear ell@s mism@s unas piruletas simbólicas con su foto para reconocer sus emociones. Ell@s eligieron tratar 4 emociones: alegre, triste, enfadad@ y aburrid@.
De manera libre, pueden expresar el por qué se sienten así. El siguiente paso es preguntarles si les podemos ayudar.
Paso a paso, podrán ir gestionando sus emociones.
Los vídeos y artículos que están colgados también en el blog pueden ayudar a entender mejor lo importante que es este trabajo en el aula.

san valentín


San valentín from guacalita

Este día del amor, lo convertimos en amor universal siguiendo con el trabajo de las emociones.
Cada niñ@ hizo un corazón y se lo dedicó a quien quiso para expresar su amor. Fue, como siempre, muy divertido escuchar la diversidad de respuestas. Dedicatorias tan variopintas que englobaron a miembros de la familia, mascotas, amig@s de la clase, etc.

educación emocional

lunes, 18 de marzo de 2013

Marcianitos - Motivación Emprendedores

Autoestima(II): ¿qué nivel de autoestima tiene tu hij@?

Fomentar la autoestima no es tarea fácil en los niños. ¿Cómo reconocer el nivel de autoestima de tu hij@?

Os dejo estas manifestaciones positivas y negativas que os darán algunas pistas:

 MANIFESTACIONES POSITIVAS 

- Está orgulloso de sus actos “me encanta que todos estemos juntos”
 - Actúa con independencia “yo me hago el desayuno”
 - Asume responsabilidades con facilidad “hoy quiero regar las plantas”
 - Sabe aceptar las frustraciones “es difícil montar el puzzle pero seguro que lo consigo”
- Afronta nuevos retos con entusiasmo “¡bien!, mañana aprenderemos a hacer galletas”
 - Se siente capaz de influir sobre otros “déjame que te enseñe”
- Muestra amplitud de emociones y sentimientos” me encanta que todos estemos juntos”

 MANIFESTACIONES NEGATIVAS

- Evita las situaciones que le provocan ansiedad”hoy no quiero ir al colegio porque tengo un examen muy difícil”.
 - Desprecia sus dotes naturales”nunca dibujo nada bien”
 - Siente que los demás no le valoran “los niños nunca quieren jugar conmigo”
- Echa la culpa de su debilidad a los demás “no he limpiado los cristales porque no me has dicho dónde está la paño”
- Se deja influir por otros con facilidad “me lo dijeron ellos”
- Se pone a la defensiva y se frustra fácilmente “si no funciona, yo no tengo la culpa; lo voy a dejar”
- Se siente impotente “no sé dónde está el material; los ejercicios son muy difíciles; no voy a ser capaz de terminar la tarea”
- Tiene estrechez de emociones y sentimientos “no me importa, me da igual”

 Te proponemos fomentarla a través del juego, ya que mediante él los niños conocen y aprenden de su entorno. Jugar en familia ayuda a fomentar la autoestima del niño, ya que este se siente cuidado, seguro, querido…porque le estás dedicando un tiempo exclusivamente a tu hij@. Dedícales tu tiempo, es el mejor regalo que puedes hacerles, y el mejor que puedes hacerte a ti.

jueves, 7 de marzo de 2013

MENSAJE DE TU HIJ@

manifiesto de un niñ@


Qué hacer cuando tu hijo pega o le pegan



Día 06/03/2013 - 11.30h

Ocho claves para educar sin agresividad

Un pellizco, una patada, un mordisco, una bofetada, escupir... los niños reaccionan con estas conductas agresivas en muchas ocasiones. A veces se les escapan estos gestos de forma accidental y otras de forma sistemática. En el entorno del niño, en el colegio, el parque, en reuniones familiares... existen muchas situaciones donde aparecen estos comportamientos: nuestro hijo pega cuando un amiguito le quita un juguete; o pega a los padres cuando no responden a sus deseos o le privan de algo que quiere; o le pega a él un compañero de clase porque quiere sus pinturas y no se las deja... Saber reaccionar ante ello es responsabilidad de los padres para erradicar y frenar este tipo de comportamientos. Dos expertos, Jorge Casesmeiro, director de Psicopaidos y asesor del Colegio de Pedagogos de Madrid, y Josep Miquel Menal, psicopedagogo y director de Isep Clínic Lérida, ofrecen sus opiniones para poder controlar estas situaciones y que no vayan a más.

Los más pequeños

«Con dos, tres o cuatro años el niño pega como un recurso que ha aprendido de forma involuntaria de los amigos o de los propios padres», afirma Miquel Mena. El pequeño entiende que ese gesto agresivo le reporta unos beneficios, es decir cree que pegando va a conseguir lo que quiere. «Si quiere el juguete de otro niño y comprueba que pegándole lo consigue, lo seguirá haciendo; si quiere captar la atención de los padres y constata que si les pega la tiene, aunque sea en forma de reprimenda, lo seguirá haciendo; si los padres le animan a responder pegando cuando otros le pegan, lo seguirá haciendo», asegura el psicopedagogo.
Para frenar esta actitud Miquel Mena recomienda «suprimir las consecuencias positivas» que se derivan del acto de pegar. «Si quiere el juguete de otro niño y le pega, evitaremos que lo consiga, le podemos decir que espere su turno o que nos lo pida a los padres; si nos pega a los padres, desviaremos su atención o responderemos con caricias y mimos. Si comprueba que llamándonos o enseñándonos sus juguetes obtiene una mayor respuesta y más positiva que pegándonos, dejará de hacerlo; si otros niños le pegan, le diremos que es una conducta incorrecta e intentaremos razonar con ellos o alejarlos de la situación».
Las rabietas, escupir, dar patadas o un mordisco son conductas explosivas del niño que suelen desaparecer a partir de los cuatro años y medio. «A esa edad los pequeños ya prefieren pedir ayuda a un adulto para resolver sus conflictos antes que pelearse», afirma Jorge Casesmeiro. En cualquier caso, Casesmeiro aconseja quelos padres deben gestionar la agresividad infantil «sin agresividad ni ansiedad, deben ser capaces de contextualizarla y de intentar comprender sus causas para reaccionar con inteligencia educativa». Si a partir de los cuatro años y medio, el niño sigue lanzando mordiscos y arañazos con frecuencia es conveniente consultar a un profesional.

Cuando van creciendo

En edades más avanzadas, pegar puede ser «una válvula de escape para canalizar la ira acumulada ante una frustración que el niño no sabe resolver», dice Miquel Mena. Entonces «la opción es actuar sobre las consecuencias erradicándolas de forma positiva» o desviando su atención.
En la adolescencia también se pueden dar conductas agresivas cuando los chicos perciben situaciones que creen que van a ser permanentes y sienten que no disponen de recursos para cambiarlas. Por ejemplo, cuando piensan. «nunca seré capaz de aprobar», «nunca acabaré de estudiar», «nunca encontraré trabajo»... En este caso, hay que identificar el origen de esa frustración y dotarle de recursos para afrontarlo.

Ocho claves para educar sin agresividad

viernes, 1 de marzo de 2013

los mejores regalos