Miedos infantiles, qué son y como superarlos
Miedos infantiles vs miedos evolutivos. Guía y consejos
Son días de la fiesta de Halloween, también conocida como Noche de Brujas o Día de Brujas donde se pone en práctica el truco o trato.
El otro día escuché en televisión, en un canal de programación
infantil, una canción que anunciaba esta festividad y decía algo así: Let’s go to Halloween y no te asustes, si un monstruo va hacia a ti, tú dale chuches. Me llamó la atención la expresión “no te asustes” y pensé en los miedos infantiles:
miedo a la oscuridad, a dormir solo, a los monstruos y fantasmas, a lo
desconocido, al daño físico, a los ruidos fuertes, a la aceptación
social, a la soledad, a la enfermedad, a la muerte….
Os puede parecer exagerado, pero sé que para los pequeños y pequeñas
de la casa los miedos son realmente terroríficos y les pueden llegar a
producir verdadera angustia. Para los padres también resulta difícil manejar la situación. Dudas e incertidumbre sobre los miedos y sus remedios: ¿Le dejo dormir en la cama o no? ¿Les dejo una luz encendida? ¿Qué le ocurrirá? ¿Por qué tiene esos miedos?
Los padres quieren ayudar pero se agotan los recursos y sus ánimos. Se
prueba de todo: “talismanes y mascotas”, cambios de habitación, de cama o
se evitan hacer algunas actividades.
Un día una paciente me comentaba algo sobre miedos
infantiles, el miedo que tenía su hija de 9 años a separarse de sus
padres. No podía soportar que sus padres se fueran y ella se quedara con
sus abuelos. Imaginaba que les ocurría una desgracia o que nunca
volverían.
En otra ocasión, traté a una niño de 11 años que no podía dormir solo sin sus padres, tres peluches, el perro y una luz tenue.
Recientemente, he finalizado una tratamiento con una niña que padecía
miedos infantiles, el miedo a los fuegos artificiales y a los globos.
Otro de mis pacientes, un niño de 7 años, me contaba que tenía pavor a
que por la noches apareciera en su habitación un personaje famoso
fallecido, de nuevo los miedos infantiles
Llevamos poco tiempo del nuevo curso escolar. He observado la
importante adaptación que supone para toda la familia: horarios, ropa,
material escolar. Pero sin duda son los niños y niñas quienes tienen que
adaptarse, y lo deben hacer a horarios, profesores y compañeros, no
solo de clase sino también a los compañeros de todo el colegio.
Necesitan de nuestra ayuda y comprensión. Imaginaros que empiezas en una
empresa nueva cada septiembre, mejor aún que empiezas a trabajar en una
gran empresa, con nuevos jefes y compañeros de trabajo: ¿Cómo te
sentirías? ¿Sentirías miedo, nervios, incertidumbre?.
Podría describiros más casos que observo y escucho a
diario, tanto en consulta como fuera de ella. Me encantaría también
poder conocer los miedos que “sufrís” en casa con vuestros hijos e
hijas.
El miedo es una emoción común en todos nosotros,
cuya función es activarnos al percibir un peligro o amenaza para
nuestra vida. En cada uno de nosotros predomina más uno que otro. Si te
paras a observar a tu hijo o hija, o niños de tu entorno, podrás ver que
en cada uno predomina un miedo más que otro, y es fundamental conocer
que los miedos pueden ser evolutivos dependiendo de la edad que tengan.
Miedos evolutivos según la edad
- Durante las primeras semanas de vida, el bebé va
discriminando entre reacciones positivas y negativas: lloran ante
necesidades como el sueño, hambre o sustento –reacción negativa– hasta
que su necesidad es satisfecha –reacción positiva–. Estas reacciones van
creando la capacidad de prever su satisfacción.
- A partir del segundo año descubren que hay animales
que les pueden hacer daño, que no les gusta la oscuridad, no pueden
dormirse solos, se angustian cuando se hacen alguna herida y les asusta
lo desconocido. Por ello, siguen sin querer separarse de los padres.
- Con 3 y 4 años sus miedos se hacen más patentes. Su
imaginación les “juega” malas pasadas. Generan fantasías acerca de los
fantasmas, monstruos o malos de los “cuentos” que se esconden en la
oscuridad, en los pasillos oscuros o debajo de la cama. También les
asusta el daño físico y aparece el miedo a los ruidos fuertes (cohetes,
globos…) y fenómenos naturales (truenos, viento, terremotos…).
- Entre los 5 y 9 años, mantienen el miedo a
separarse de sus padres, a los animales, a la oscuridad y al daño
físico. Además se suma el miedo a los seres malvados (ladrones,
secuestradores…), a los personajes imaginarios (brujas, fantasmas, el
“coco”, personajes de dibujos animados…) y/o seres sobrenaturales.
También les pueden asustar los médicos, sobre todo si llevan bata
blanca, y les preocupa la enfermedad y la muerte.
- A los 7 y 8 años, añaden su temor a hacer el ridículo. En esta tienden a guardar más el secreto de sus miedos.
- De 9 a 12 años disminuye el miedo a la oscuridad y a
los seres imaginarios, pero ahora son especialmente sensibles al
colegio (exámenes, suspensos…), a la aceptación social (integración en
el grupo, aspecto físico…), a la soledad, a la enfermedad y a la muerte.
Cómo reaccionan los niños y niñas ante los miedos infantiles
Los bebés pueden reaccionar con sobresalto o llanto y según van
pasando los meses, además de llorar, intentan evitar a toda costa la
fuente que les causa el temor, buscan la compañía de un adulto que les
proteja.
En la niñez se puede experimentar algún cambio en la conducta
habitual, por ejemplo, pueden manifestar algunos comportamientos
regresivos en sus hábitos, volviéndose a orinar en la cama, a chuparse
el dedo, pedir el biberón o chupete o volver a buscar la cama de los
padres cuando ya dormían solos.
Cuando preocuparnos por los miedos infantiles de nuestros hijos e hijas
Los miedos evolutivos no deben ser motivo de grandes
preocupaciones, pero si son tan intensos y persistentes que repercuten
negativamente en su desarrollo, en su vida cotidiana o en sus estudios, y
la familia, a pesar de sus esfuerzos, no sabe cómo manejar la
situación, sería conveniente que colabore en buscar soluciones con un
buen profesional de la psicología infantil.
10 consejos básicos para ayudar a superar los miedos infantiles
- Identifica el miedo que tiene. Deja que lo cuente y escúchale.
- Haz que sienta comprensión y seguridad. Frases como: No te asustes o Tienes que ser valiente
le puede hacer sentir que no le entiendes y soledad ante el peligro.
Siente que si sus padres niegan su miedo seguramente no le van a poder
ayudar a superarlo. Prueba a decirle: Es normal que te sientas así. Soñar con esos seres tiene que ser horrible.
- Reacciona de forma relajada y tranquila, sin
regañarle. Exagerar la situación puede dar lugar a que el niño o la niña
sienta mayor atención ante sus miedos y sin querer, reforcemos sus
temores.
- Enséñale a comprender la ansiedad. Evitar lo temido
hace que supere momentáneamente el miedo, pero no le ayuda a vencerlo
definitivamente. Explícale los hechos de manera sencilla, adecuando el contenido a su edad. Una información adecuada sobre un hecho que les supera (por ejemplo por qué es bueno ir al doctor) les ayuda.
- Enséñale trucos para manejar la ansiedad: música,
relajación, pintar, escribir o cualquier actividad que le guste y le
pueda ayudar. Permitir dormir con los padres debe ser algo muy
excepcional, como motivo de fiesta, pero nunca como medio para
solucionar el problema. Concédele, en la medida de lo posible, alguna
cosa que le ayude a sentirse más a gusto en la situación: una “mantita”,
un peluche, tener encendida una luz tenue, contar, tener una mascota,
su mochila o su estuche favorito, etc.
- Buscar soluciones conjuntamente para ayudarle a que
se enfrente de forma gradual a sus temores. Al principio con vuestra
ayuda, dándole tiempo para que lo vaya haciendo poco a poco solo o sola,
siendo constantes pero sin exigirle. Elógiale en cada paso.
- Favorece su autoestima y autonomía para que vaya
tomando sus propias decisiones sobre cómo afrontar sus miedos. Un
conjunto de habilidades que ayudan a afrontar miedos son las que tienen
que ver con la educación emocional y social o la inteligencia emocional en la escuela.
- Ofrécele una visión adecuada del día a día,
enséñale a no preocuparse o enfardarse excesivamente por lo que ocurre, y
a que lo mejor es buscar soluciones a los problemas. Sé un modelo de
superación para el niño y trata de no transmitirles los tus temores
personales.
- Ayúdale a que los demás en su entorno también comprendan sus temores.
La burla o el ridículo de sus temores no es una ayuda para superarlo
sino que hace que sienta menos confianza en sí mismo o en si misma y que
trate de ocultar su miedo. Si queremos ayudarle tenemos que
comprenderle
- Y sonríe. Si algo es aterrador con un toque de
humor será mejor. Buscar juntos lo gracioso y divertido (por ejemplo
haciendo un dibujo o cantando una canción… si un monstruo va hacia ti, tú dale chuches).
Madres y padres, ayudemos a nuestros hijos e hijas con
sus miedos infantiles, conociendo cómo son y de dónde proceden. El
objetivo: conseguir que ellos mismos los superen porque… ¿no es superar los propios miedos lo que todos queremos, también los adultos?.
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