En este artículo se muestra como en el
jardín de infancia, los niños, de forma natural y simplemente a
través del juego y las rutinas diarias, adquieren las bases para luego aprender
más fácil y mejor, las matemáticas y ciencias en general.
Fue traducido por Mónica Marín y publicado
en castellano por “El Camino de los Niños” el 3 de febrero de 2014.
Según Steiner, en el entorno de la infancia
temprana abundan las oportunidades para fomentar el desarrollo de los conceptos
matemáticos y científicos. Esto pudiera parecer raro a quienes fácilmente ven
la belleza, el lenguaje en un ambiente acogedor del Jardín de infancia, pero no
necesariamente hacen evidente el lado matemático o científico. Considerando las
bases “físicas” de los primeros años es cuando se hace posible vislumbrar las
relaciones matemáticas naturales. En realidad, todas las actividades de la
educación según Steiner están basadas en las matemáticas y las ciencias,
incluyendo actividades de desarrollo de lenguaje y pre-alfabetización, tales
como son el escuchar y el reconocer palabras, el dibujo y la secuencia en una
historia.
¿Cómo es que los niños pequeños aprenden
habilidades fundamentales de matemáticas y ciencias? Los conceptos son bloques
de conocimiento, acumulados y construidos a través de las experiencias y del
movimiento físico en el mundo. Los niños sanos manipulan materiales (incluyendo
sus propios cuerpos) en cada situación, reuniendo “datos”, y a través de la
exposición constante, encuentran así un orden para esos “datos”. Ese orden que
el niño crea lo encamina hacia el desarrollo de conceptos. Los niños pequeños
son matemáticos y científicos naturales, muy astutos, quienes aprenden una gran
cantidad de información diariamente mientras exploran el mundo y mueven sus
cuerpos. Sin necesidad de tarjetas o lecciones estructuradas, los pequeños
aprenden conceptos fundamentales de matemáticas y ciencias, con cada impresión
sensorial, movimiento o acción. Investigaciones han demostrado que las
lecciones estructuradas de matemáticas y ciencias a una muy temprana edad son
prematuras y pueden ser perjudiciales para la correcta evolución del cerebro
del niño, e incluso pueden afectar su desarrollo de los conceptos.
Especialmente el juego provee al niño de un ambiente ideal para el aprendizaje de dichos conceptos. “Si observamos cuidadosamente, el juego en los niños nos revela ser una excelente preparación inconsciente para la futura educación en matemáticas y ciencias naturales; si se fomenta este juego puede evolucionar libremente y sin la guía estructurada de un adulto.” (Developmental Signatures). [i] Podemos ver en los pequeños niños la brillante genialidad del juego en su esencia más científica. Al igual que el arquetipo del “investigador”, el niño es completamente atraído, interesado en la exploración y el “juego” con el mundo físico.
Durante la infancia, el niño aprende
conceptos. La libre exploración durante los primeros años provee de los
fundamentos para el aprendizaje de las matemáticas y las ciencias. El infante
comienza a percibir el mundo y eventualmente a seguirle la pista de todo
aquello que se mueve a su alrededor; al sentir la textura de los objetos, la
calidez del abrazo de quien lo cuida, de los rayos del sol o del viento frío
que le roza la carita (temperatura). En este momento, el niño también comienza
a experimentar y a aprender inconscientemente sobre el poderoso ritmo del día y
la noche, el concepto de secuencia temporal. El niño aprende sobre la
experiencia física del hambre: cómo se siente el cuerpo, que expresiones audibles
son necesarias para que quien lo cuida se acerque con un poco de alimento, la
comodidad en el cuerpo al haber saciado sus necesidades tanto físicas como
emocionales.
Entonces, el movimiento físico comienza. Un
día, el niño se hace consciente de sus miembros, y esto inicia el largo proceso
de descubrir cómo asirse a los objetos. El niño investiga cada una de las cosas
que encuentra a su alcance: saboreándolas, volteándolas de cabeza, haciendo
ruido con ellas, mordiéndolas, tirándolas al suelo. Conceptos tales como peso,
textura, dureza, forma, sabor, sonido y temperatura son registrados durante
esta edad principalmente a través de experiencias naturalistas, guiadas todas
ellas por el niño. Estas experiencias iniciadas espontáneamente son el modo primario
de aprendizaje durante la edad temprana, mismas que seguirán siendo valiosas
para los niños mayores también. Un ambiente natural interesante y rico, rodeado
de adultos involucrados en actividades que tengan un propósito, provee al niño
de interminables oportunidades así como de la motivación necesaria para que
interactúe con su alrededor.
Los niños pequeños que ya caminan aprenden
sobre múltiples conceptos acerca de la relación espacial en el mundo en su
inagotable esfuerzo por ponerse de pie, caminar, caerse y volverse a levantar.
Mantenerse erguido y manejar el movimiento dentro de los tres planos del
espacio es un logro monumental y le ayuda al entendimiento sobre todos los
conceptos espaciales en el futuro. Actividades tales como “gatear sobre y debajo”,
“trepar”, “caminar”, “correr” y “brincar” provee naturalmente de las bases de
la geometría y la física. El niño ahora seleccionará al azar objetos, los
levantará, los llevará consigo, los colocará dentro de una caja y los aventará
después, desarrollando así conceptos como la correspondencia del uno-a-uno y
causa y efecto. Es muy interesante (¡y divertido!) golpear ollas con palos de
madera, tirar comida en el piso (gravedad), construir con cubos, y levantar las
cosas más diminutas del piso. Los pequeños exploran el concepto de peso, pero
especialmente de “pesado”. Ellos también disfrutan de aventar objetos por el
aire. Estar en el agua es otro “laboratorio”, donde este ambiente líquido
permite probar la flotabilidad.
El desarrollo físico sano del niño es un
prerrequisito crítico para la educación adecuada en matemáticas y ciencias. Una
gran cantidad de movimiento y de oportunidades de juego provee los fundamentos
psicológicos, neurológicos y vivenciales para poder aprender sobre el mundo
físico. [ii] El niño requiere de grandes cantidades de movimiento (a menudo
subestimado en estos días), sueño y una dieta rica en grasas, a fin de soportar
la adecuada mielinización del cerebro, la cual es requerida para el correcto
desarrollo de las funciones sensitivas, motoras y cognitivas, y así estar
preparado para la etapa académica.
“Su consciencia lentamente despierta para
captar las cualidades de tiempo y espacio, de cantidad, número y leyes
geométricas en correspondencia con su desarrollo físico. Es por ello que la
sana formación y maduración de los órganos sensoriales y sus funciones, al
igual que la del órgano motor, son una de las prioridades principales durante
la educación preescolar y del kínder, extendiéndose a los primeros años de la
escuela elemental.
A través de las actividades los niños
conocen las propiedades, cualidades y patrones del medio ambiente. Por ejemplo,
el ponerse de pie y aprender a caminar son experiencias de gravedad y dimensión
espacial. Más adelante, de manera similar, el pequeño cuerpecito adquiere
velocidad y equilibrio, gravedad, fuerza centrífuga, fricción, etcétera, al
tiempo que brinca la cuerda, juega en los columpios o en el carrusel, en el
sube y baja o en el tobogán. Él puede comprender estos principios y los aplica
en su juego, por ejemplo, al dejar caer unas castañas a lo largo de un tablón
inclinado, o cuando construye pistas para las canicas, o puentes, o torres. En
este proceso también explora las leyes de apalancamiento, de estancamiento y de
balance. “ [iii] (Developmental Signatures)
A todos los niños pequeños les encanta
participar en las actividades diarias, las cuales sustentan el desarrollo de
los conceptos de matemáticas y ciencias. Aquellas actividades que se
desarrollan en el ambiente del hogar o en el kínder son especialmente
accesibles a esta edad: sacar la composta, cavar y arreglar el jardín, observar
cómo crecen las plantas, cuidar a las mascotas, barrer el piso, poner la mesa,
picar vegetales, servir la comida, sacudir los muebles, elaborar piezas en
carpintería, levantar los juguetes y guardarlos en su lugar (ordenar), separar
las cebollas de las papas (agrupar y clasificar), separar la ropa para lavar,
ordenar las botas frente a la entrada principal, hornear. Cantar juntos e
interpretar alguna pieza musical (inédita), da pie al correcto desarrollo del
oído interno, a la formación de los fundamentos musicales y acústicos para las
matemáticas y las ciencias. El movimiento en el juego provee de muchas
oportunidades para aprender sobre la geografía del cuerpo, para desarrollar el
equilibrio, la consciencia espacial y la orientación; el sistema de
representación visual, auditivo y kinestésico, todo lo cual provee de los
fundamentos para las matemáticas.
Jugar con troncos, tambores, tablas,
ladrillos, cuerdas, etc., da pie al aprendizaje mecánico que puede incluir
palancas, puntos de apoyo y poleas. El juego más dramático incluye el disfraz,
la construcción de “casas” y la representación (imaginaria) de objetos. Por
ejemplo, un pedazo de madera puede ser utilizado como un imán o un teléfono, o
una marioneta como un personaje para contar una historia, todo lo cual provee
de los fundamentos neurológicos para el uso de símbolos abstractos (números y
letras) para representar ideas. Cocinar permite el aprendizaje de las medidas,
del todo y de las partes, de la química y el volumen.
Los pequeños del jardín de niños y
preescolar aprenden el concepto de la enumeración al contar servilletas,
velitas de cumpleaños, el número de sillas que se necesitan en la mesa. Ellos
disfrutan del lenguaje rítmico y repetitivo de los cuentos, y el contar,
aplaudir y cantar canciones y versos, mismos que soportan los fundamentos de
las matemáticas. Les encanta ordenar juguetes, formas, colores, animales, etc.,
lo cual desarrolla el concepto de la clasificación, una habilidad
pre-algebraica. El orden, los patrones y las secuencias se convierten en algo
muy importante en esta edad debido a que el pequeño niño comienza a organizar
estos conceptos e inician el uso de sus capacidades del pensamiento abstracto.
La noción adquirida durante la primera infancia y la niñez sobre la
correspondencia del uno-a-uno son fundamentales para los conceptos de esta
etapa. Ejemplos de ellos son: un guante para cada mano, un zapato para cada
pie, un sombrero para cada cabeza, un gancho para cada abrigo, una semilla para
cada hoyo en la tierra, una silla/taza/plato para cada persona, etc. De acuerdo
con el Consejo Nacional de Maestros de Matemáticas (NCTM [iv]-National Council
of Teachers of Mathematics) la correspondencia del uno-a-uno es el punto focal
para los números y las operaciones en el nivel maternal.
Artículo Original: http://www.lifewaysnorthamerica.org/about/newsletters-and-articles/math-and-science-kindergarten-waldorf-early-childhood-settings; http://elcaminodelosninos.wordpress.com/2012/02/03/matematicas-y-ciencias-en-el-entorno-in
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