lunes, 3 de noviembre de 2014

Apoyo al lenguaje en niños de 2 a 6 años y en niños con necesidades especiales


Apoyo al lenguaje en niños de 2 a 6 años y en niños con necesidades especiales

Apoyo al lenguaje en niños de 2 a 6 años y en niños con necesidades especiales
Escribo este artículo, porque una pregunta recurrente últimamente es qué hacer, o no hacer, en definitiva, cómo ayudar a niños de dos, tres años, que no hablan.
Para responder esta pregunta debemos tener en cuenta varios factores. ¿El niño presenta un desarrollo más lento solo en el ámbito del lenguaje? ¿Cómo es su desarrollo motor? ¿Cómo es su desarrollo sensorial? ¿El niño desea comunicarse y lo intenta por medio de la mímica? ¿o por el contrario el niño parece introvertido y falto de interés en comunicarse?
En función de esto podremos saber un poco las razones, y por tanto más específicamente cómo ayudarlo, sin embargo hay medidas no invasivas, indirectas, a través de las cuales podremos apoyar su lenguaje y desarrollo en general, pudiendo resolver el tema, sin necesidad de alarmarnos y sin necesidad de someter al niño a ningún tipo de tratamiento externo.
Fundamental es saber, que toda intervención, ya sea pedagógica o terapéutica, a estas edades, debe ser INDIRECTA, jamás directa y ni consiente para el niño.
Dado que el desarrollo del lenguaje está íntimamente ligado al desarrollo motor, puedo preguntarme si el niño ha podido ejercitar con éxito y autonomía todas las etapas de motricidad gruesa del primer año, es decir rodar, reptar, gatear, pero también posturas boca abajo, que dan especial tonicidad al cuello, relacionado directamente con el lenguaje. Otro movimiento indispensable, es el de agarrar y tirar objetos. ¡Cuántas veces nos irritamos con el bebé de 6 meses que con alegría tira lo que le acabamos de dar, una y otra vez! Pero es justamente a través de la prensión, del cierre de la mano y posterior apertura, la laringe ejercita también movimientos de apertura y cierre, fundamentales para “agarrar y soltar” los sonidos.
La postura erguida, recoloca la laringe en su posición apta para el lenguaje y a la vez libera las manos, siendo sus movimientos a partir de ese momento, herramientas básica para articular y modular el lenguaje. Este mismo principio está en las “Rimas y Juegos de Dedos”, ya que la logopedia de la primera infancia actúa principalmente a través de los dedos. El solo hecho de que el niño juegue con sus manitas, haciendo torres e hileras con maderas, tiene un gran efecto sobre su aparato fonador.  Vemos por tanto que un estímulo indirecto es el movimiento, tanto de todo el cuerpo como especialmente de la motricidad fina de las manos. Se han hecho estudios que demuestran que en niños pequeños que se les dio más posibilidades de mover los dedos, el lenguaje se desarrolló mejor que en otros donde el énfasis se puso en el estímulo directo del lenguaje.
Otra acción indirecta es a través del lenguaje del adulto.  La laringe del niño, a través de la empatía orgánica, se mueve igual que la del adulto, imitando y practicando interiormente los movimientos sutiles necesarios para articular cada sonido. Un adulto que habla bien, de manera correcta, bien articulada, con un tono saludable (ni disfónico, ni artificial), estará dejando un profundo impacto positivo sobre el lenguaje del niño que lo escucha pasivamente. Este aspecto lo aprovechamos  también en mi método de logopedia a través de “Rimas, Juegos de Dedos, Tacto y Movimiento”, en tanto que el adulto ofrece amorosamente una Rima al niño, simplemente para que la disfrute, sin ninguna expectativa de que “aprenda” algo, o que la repita. El adulto la ofrece generosamente, a sabiendas, de que ya a través suyo el niño pasivamente está recibiendo muchísimo y respetando los tiempos del niño, que moverá sus deditos y dirá con nosotros el texto, cuando realmente lo desee y esté maduro para ello. N o es lo mismo ofrecer que enseñar.  Nada debemos enseñar, olvidémonos de cualquier expectativa de querer que el niño aprenda de nosotros, dejemos simplemente que el niño libremente imite y tome de nuestro modelo aquello que en cada momento necesita y es capaz de imitar.
Siguiendo en esta línea, además de mostrar al niño, cual si fuera un teatro de títeres, un Juego de Dedos,podemos intensificar el efecto a través de lo que llamo “Masaje sonoro” o “Rimas y Juegos de Tacto”. Aquí a la vez que decimos la Rima, tocamos al niño en un gesto que guarda la coherencia con la cualidad del sonido correspondiente. De este modo el niño recibe también a través del sentido del tacto, información sobre la formación del sonido. Además,  estimular el tacto es de vital importancia, tanto para fomentar la relación con el niño, como su autopercepción, geografía corporal y comportamiento futuro.
Finalmente quisiera destacar, desde mi punto de vista y metodología, la quinta vía de estímulo indirecto, a través de la estimulación del sentido vestibular, es decir, a través de movimientos de balanceo, sacudida y giro, que recibe el niño pasivamente.  Jean Ayres, en su maravilloso libro “La integración sensorial y el niño”, explica, como un niño con un sentido vestibular subdesarrollado suele presentar problemas de aprendizaje  y lenguaje. Un niño  con un sentido vestibular hipersensible e hiperdesarrollado, se presentará irritable ante los ruidos y no disfrutará de estímulos fuertes de movimiento, sintiendo mareo y pavor, sin embargo sin retraso en otras áreas. Por esto debemos ser muy respetuosos y cuidadosos al mover al niño y solo hacerlo si realmente disfruta con ello, jamás intentando que abruptamente pierda el miedo (el “susto” ante el movimiento repentino también está relacionado con el reflejo de Moro, que aquí no cabe explicar). Ahora bien, con el debido respeto, podemos balancear, mecer, acunar y zarandear al bebé o niño pequeño, a través de juegos como el caballito, el columpio, Rimas y Canciones, sabiendo que activar este sentido significa estimular la capacidad de comprensión auditiva. El oído es el que oye, pero para poder comprender lo que oímos y por tanto reproducir las palabras, en definitiva, para hablar, necesitamos de un sentido vestibular en condiciones.
Teniendo estos 5 factores en cuenta, el desarrollo motor, la motricidad fina, la empatía orgánica, la estimulación por vía táctil y la estimulación a través de movimiento externo, y sin olvidar lo fundamental: todo acurre a través del juego y de un adulto amoroso, que no pretende enseñar nada, solo ofrecer oportunidades, teniendo todo esto en cuenta, es que surge la metodología de “Apoyo al lenguaje en niños menores de 3 años y en niños con necesidades especiales, a través de Rimas, Juegos de Dedos, Tacto y Movimiento”.
Por último expresarles mi anhelo de que hasta los 6 años los niños no necesiten visitar un terapeuta especialista (logopeda, psicomotricista, Psicólogo). Mi dedico a formar a madres, maestras y logopedas, para que en casa sean las mamás (o papás) los que asuman  la “terapia”, incluyéndola en los hábitos diarios de manera completamente camuflada, que el niño simplemente perciba como agradable espacio de juego y mimo.  Para que las maestras asuman su parte, estimulando indirectamente el lenguaje a través de espacios adecuados para moverse y su propio lenguaje. Que las logopedas escolares no saquen a los niños del aula, sino que entren y apoyen a la maestra, trayendo Rimas, juegos y frescura… ¡Sí, esto es lo que me gustaría y estoy segura de que a los niños les gustaría también!

Después de trabajar más de 10 años con terapia individual con niños y con grupos de teatro infantil. Después de trabajar más de siete años con discapacitados, después de haber sido maestra de niños de entre 2 y 6 años…después de todo esto, les aseguro, que desde lo lúdico-creativo (teatro infantil), lo pedagógico (educación infantil) y desde casa, se puede y se debe incorporar lo terapéutico. Debemos integrar pedagogía, terapia y arte, que no tienen por qué ser  áreas separadas, sino partes de un todo. Y con esta finalidad, recorro comarcas y países enseñando Rimas  y Juegos y hoy, escribo…

Nota:
Esta vez no mencioné el tema de la importancia del masticado para el desarrollo del lenguaje.  Comer mejor, ofrecerles alimentos que requieran trabajo de masticado y no explayarse con las papillas y  la mamadera/biberón hasta los 5 años, podemos considerarla la sexta vía de acción indirecta sobre el lenguaje en niños pequeños.
Y por supuesto, que de obvio ya ni lo mencionaba, recordar, que los medios audiovisuales, no producen el estímulo en la laringe de la voz directa y conviene evitarlos al máximo hasta los 6 años.

Tamara Chubarovsky,  Villanueva de la Vera, marzo 2014

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