lunes, 20 de mayo de 2013

Calidad educativa: Aprender a convivir

Calidad educativa: Aprender a convivir: Calidad Educativa significa mucho más que la adquisición de algunos conocimientos y/o competencias, y entre otras cosas es el camino que lleva a “Aprender a convivir”, teniendo en cuenta que esté término no se limita a lo que suceda en el entorno escolar, sino que apunta a la formación de individuos responsables, para lograr una convivencia democrática. 


En 1993 la UNESCO conformó una Comisión Internacional y le encargó el análisis del perfil que debería tener la Educación en el Siglo XXI. Esta Comisión, presidida por Jacques Delors, determinó la conveniencia de construirla sobre cuatro pilares fundamentales:

Aprender a conocer: Dada la rapidez de los cambios sociales producidos en función del progreso científico y de las nuevas formas de actividad económica y social, es necesario promover el acceso permanente a nuevos contenidos.
Aprender a hacer: Más allá de los oficios o profesiones obtenidos, indica la conveniencia de adquirir competencias que posibiliten hacer frente a nuevas situaciones laborales, propiciando el trabajo en equipo.
Aprender a ser: Sostiene que el progreso de las sociedades depende de la creatividad y capacidad de innovación de cada individuo o grupo.
Aprender a convivir: Alude al desarrollo de conocimientos sobre los demás, sobre su historia, sus costumbres, tradiciones y su espiritualidad en el marco de sociedades cada vez más multiculturales y competitivas.

Si bien los cuatro aprendizajes resultan igualmente significativos, deseamos referirnos al citado (aleatoriamente) en último lugar. El hecho de convivir con nuestros semejantes es un asunto difícil desde siempre y, por cierto, atañe a todos los sectores sociales. Las instituciones educativas conforman espacios complejos en los cuales las personas, especialmente cuando son niños o jóvenes, pasan buena parte de sus vidas.

Allí no sólo acceden al dominio de las disciplinas tradicionales (lengua, matemática, etc.) sino que para hacerlo deben afrontar la convivencia con los demás miembros de la escuela, es decir, con la comunidad educativa de la que forman parte. Esto hace evidente la insoslayable intersección que tiene lugar entre los aspectos curriculares y los institucionales.

A la escuela le cabe enseñar también modos de convivencia social e institucional. Una de las formas de hacerlo tiene que ver con las ideas y conceptos que propone, y que los alumnos deben aprender como requisito curricular. Si bien esta forma es importante, mucho más significativa resulta aquella otra inherente al modo de convivencia que genera la escuela en su cotidianidad y que involucra a todos sus miembros sin excepción (alumnos, docentes, directivos, preceptores, auxiliares, padres, técnicos, etc). Modalidad que con frecuencia no aparece explicitada en las planificaciones que se establecen o en los tipos de gestión (directiva, pedagógica, etc.) que se enuncian.

Nuestro país está impulsando, desde hace algunos años, una fuerte transformación educativa. La misma incluye todas las dimensiones de la tarea pedagógica y no simplemente aquello que tiene que ver con la enseñanza de las disciplinas acostumbradas; en consecuencia, revisa y rediseña nuevas alternativas de gestión institucional y también modalidades más confiables para regular convenientemente la convivencia escolar. Tenemos la convicción de que una real transformación pedagógica contribuirá decididamente a mejorar la convivencia institucional y social.

Asimismo, sostenemos que el logro de una satisfactoria convivencia en la escuela debe ser entendido como un insumo primario e insustituible para transformar positivamente la educación e incidir favorablemente en todos los órdenes sociales. Ello redundará en beneficio de una educación más apropiada a las necesidades e intereses de los alumnos, generará mejores y más saludables condiciones de trabajo para los docentes y fortalecerá el acceso y cuidado de una cultura democrática y respetuosa de la diversidad.

¿Qué conceptualizaciones nos ayudan a entender de qué se trata la convivencia escolar ?
Desde siempre la convivencia fue un problema difícil de comprender, de controlar y aún más de predecir; es conveniente considerar que todo el edificio del Derecho se constituyó en un fuerte regulador social, indispensable para posibilitar la vida en sociedad. En tal sentido, fue necesario mitigar las diferencias entre pueblos, etnias, confesiones, estamentos sociales, géneros, generaciones, ideologías, etc.

La ausencia de marcos explicativos que puedan dar cuenta de ella -lo que pareciera ser más una dificultad estructural que de desarrollo provisorio de la ciencia- ha redundado en explicaciones parciales cuando no reduccionistas. Con frecuencia se han materializado en manuales de procedimientos, un cuerpo de regulaciones jurídicas y administrativas, como si gobernarla, legislarla o corregirla fuese más fácil y rentable que explicarla. Por cierto, las regulaciones aludidas siempre son secundarias, es decir que procuran regir aquello que -en primera instancia- se supone que puede ser deseable o tentador transgredir.

En los espacios educativos formalizados la convivencia ha sufrido una doble reducción subsumiéndola ya en la relación pedagógica, ya en la mera consideración de la disciplina (particularmente cuando ella alude a los comportamientos de los alumnos, no así a los de los adultos). En tal sentido, la Psicología Evolutiva clásica tributó un inestimable servicio al ofrecer el paradigma del niño o del adolescente hiperadaptado, normal y sano, desde los cuales los desempeños y conducta de tales grupos etarios serán justipreciados en función de su proximidad o lejanía respecto de esos perfiles promedios, altamente prescriptivos.

Si nos atenemos estrictamente a la etimología y a las distintas acepciones del concepto disciplina (término que no es más que un elemento dentro del campo mayor de la convivencia), tendremos que decir que en las instituciones educativas se ponen en juego dos aspectos inseparables de aquélla:

- la transmisión de un cierto saber disciplinario (matemática, lengua, historia) a un cierto sujeto (alumno, discípulo) en el marco de un cierto dispositivo (*) pedagógico- didáctico, y

- el disciplinamiento (“hacer guardar la disciplina”) de ese mismo sujeto frente al dispositivo disciplinario-disciplinante imperante en una determinada institución.

La persistencia de ambos aspectos favoreció que en los espacios institucionales el término aparezca fuertemente homologado al de conducta, por lo que “tener buena conducta” es igual a ser un alumno disciplinado que aprendió el oficio de ser alumno y viceversa.

Doble reducción, entonces, del concepto de Convivencia (a disciplina en el segundo sentido; a conducta como evidencia empírica); simplificación abusiva de un problema por demás complejo. De allí el fracaso de los manuales de procedimientos o del tan conocido sistema de amonestaciones (cuya única ventaja es que se pueden contar, y ya sabemos que todo lo que se puede contar -en el sentido numérico, no narrativo- es grato para la burocracia del sistema), pues no modifica la práctica de los alumnos o, en el mejor de los casos, enseña a obedecer y no a promover en el otro pautas de auto- control.

Otro elemento a tener en cuenta en este punto, es que los alumnos no se apropian de tales pautas por la mera acción de un acto de enseñanza conceptual sobre valores, dis- valores o anti-valores, sino por ponderación de los comportamientos de los adultos significativos más próximos (esto es, familia, maestros, mass-media). Si ante situaciones críticas, tales adultos reaccionan descontrolándose, pues muchos de ellos aprenderán que esa es la respuesta adecuada y/o esperada en situaciones difíciles, y si perciben una distancia importante entre lo que sus docentes dicen y lo que hacen, no sólo se percatarán de tal distancia sino que aprenderán que se puede perfectamente afirmar una cosa pero hacer otra.

Dice Bruno Bettelheim en No Hay Padres Perfectos  “...la mayoría de nosotros asociamos el término discípulo (*) con los discípulos de Cristo, que tan profundamente admiraban y amaban a su maestro (*) y a los que tanto impresionaban su persona, su vida y sus enseñanzas que procuraban seguir su ejemplo. Su deseo más profundo era emularle, no sólo porque creían en su enseñanzas sino por el amor que le profesaban... Hay una gran diferencia entre adquirir disciplina mediante la identificación con las personas a las que se admira y que te la impongan por la razón de la fuerza, por lo que aprender a obedecer no es lo mismo que aprender a bien obrar...

Conducta no es lo mismo que disciplina, del mismo modo que disciplina no es sinónimo de convivencia. No simplifiquemos entonces una cuestión de tanta complejidad. La convivencia, en todo caso, es una suerte de transversal que atraviesa toda la trama de relaciones al interior de cualquier institución, una resultante de distintos aspectos o dimensiones, entre los que consignamos los siguientes:
1) la trama vincular al interior de la institución
2) los procesos y estilos comunicativos prevalentes en la escuela, desde la misma a la comunidad circundante y al resto del sistema, y hacia ella.
3) la distribución de poder, los estilos de liderazgo, los criterios o modos predominantes de tomar las decisiones, el estilo de tratamiento ante situaciones conflictivas
4) los umbrales de tolerancia a las discrepancias y la mayor o menor aceptabilidad de la diversidad
5) la historia institucional y el posicionamiento actual frente al proceso de transformación
6) el estilo institucional y el clima de trabajo
7) la relativa definición de su identidad institucional
8) el grado de pertenencia a la institución de los distintos actores, etc.

Si nos atenemos a lo que los diccionarios nos dicen, diremos que si la vivencia (*) alude a vicisitudes subjetivas que contribuyen a definir una cierta manera de ser, la asociación de subjetividades y la participación activa de éstas producen modos de relación que contribuyen a construir la personalidad de los sujetos, no sólo de los alumnos, ni sólo en relación a contenidos curriculares bien secuenciados, ni sólo a partir de la enunciación eufórica o abúlica de valores y virtudes, sino de hechos que pongan de manifiesto el ejercicio efectivo de éstos.

Será relevante, entonces, repensar los modos de vinculación al interior del centro educativo, otorgar nuevo sentido a la enseñanza, reconstruir las claves con que contamos para descifrar los comportamientos infantil y adolescente - en función de que aquellas con las que contábamos hoy se muestran insuficientes-, favorecer la pertenencia a la institución, reconstruir normas de convivencia explícitas y consensuadas, poner límites a los comportamientos inadaptados procurando que aquellos guarden algún tipo de vinculación con la transgresión cometida, recuperar la historia de la institución y del medio inmediato en el que la misma está inserta, reconocer sus avatares más importantes como cualidades esenciales que contribuyeron a consolidar un cierto estilo institucional, analizar conjuntamente los conflictos que hoy la atraviesan y las alternativas de resolución, buscar consensos que no impliquen abolición de las divergencias, promover canales de comunicación explícitos, incorporar conceptos y estrategias de resolución de conflictos (mediación, negociación, arbitraje), consultar a especialistas cuando las dificultades requieran una lectura profesional específica, recabar información sobre iniciativas implementadas en otras instituciones de la provincia, de la nación o del extranjero (mediadores escolares, proyectos cooperativos, apoyo a instituciones que trabajan en condiciones desfavorables), reflexionar sobre la tarea docente, articular la oferta pedagógica al interior de la institución y con los demás niveles y modalidades del sistema, buscar apoyo en los institutos de formación docente, etc.

El mundo no necesita clones, necesita hijos librepensadores…


No os voy a descubrir nada nuevo. Simplemente me gustaría que reflexionáramos juntos sobre algo…
¿Creéis que si la naturaleza buscara continuar la especie del ser humano creando copias de nosotros mismos nos habría dado la posibilidad de tener hijos? ¿No creéis que si eso fuera lo mejor para la supervivencia de la especie nos habría dado la posibilidad de poder clonarnos?
Entonces… ¿por qué íbamos a querer como padres dirigir las vidas de nuestros hijos, pudiendo educarlos para que crezcan siendo su mejor “ellos”?
Cuando uno tiene hijos de la edad de mi mayor (nueve años) se ha enfrentado mucho ya a la dura tarea de educar no solo en la formación de habilidades sino también de pensamientos. Esto es algo que siempre me ha preocupado porque no querría que pensaran como yo simplemente por ser su madre, sino que deseo ayudarlos a forjar un criterio propio. Si el mundo quisiera y necesitara más ¡Mamá qué sabe! debería poder hacer copias de mí misma. Pero por suerte no, el mundo no necesita más “pequeños pegotes” de mí. Necesita de todos y cada uno de nosotros, con nuestros errores y nuestras virtudes, con nuestras alegrías y penas, con nuestra esencia más personal. No somos copia ni de nuestra madre ni de nuestro padre, y no somos tampoco copia de nuestros hermanos.

Son muchas las ocasiones en las que se nos presenta la tentación de elaborar pensamientos en nuestros hijos fundamentados en los nuestros propios. Y si no, pensad: deberes, política, religión, juicios de valor… Hay etapas en las que ellos mismos querrán forjar su personalidad con el ejemplo de alguien. Y es bueno ser ejemplo para ellos, pero como guías u orientadores, no alienando su propia individualidad.
Porque sobre todo pienso: si he sido capaz de educar a mis hijos en mis propios pensamientos subjetivos, ¿no habrá ocasiones en las que otras personas puedan intentar hacer lo mismo y ellos no sepan hacer uso de su propio criterio para decidir seguirlos o no? Se trata de enseñar a los hijos a volar con sus propios pensamientos sobre una realidad existente, no a enseñarlos a volar en una dirección en particular sustentada en nuestros deseos o pensamientos. Porque no hay mayor peligro en el futuro de nuestros hijos que dejarlos a merced del criterio de otros en lugar del suyo propio.
  • -Mamá, no entiendo esto, ¿tú cómo lo entiendes? / -Yo lo entiendo así…, pero también se puede entender de esta otra forma… y ahora que sabes algo más al respecto: ¿tú cómo lo entiendes?
  • -Mamá, ¿me dictas qué respuesta debería escribir? / -No, no te la dicto, mejor la pensamos juntos, ¿te parece?
  • -Mamá, es que la maestra nos ha dicho… ¡Y si lo ha dicho hay que hacerlo así! /-Bueno, ella os da un consejo, una orientación… igual que lo hago yo, pero tú puedes crear tu forma de pensar. ¡Seguro que a ella le gustará conocerla!
  • -No, mamá, mejor dímelo tú que tú sabes más… / -No, yo solo tengo más años que tú y por lo tanto he tenido la oportunidad de aprender durante más tiempo. ¿Crees que no sabría algo similar a lo que sabes tú cuando yo tenía tu edad? ¿Qué sabes tú ahora mismo? ¡Seguro que es mucho!
Estos son algunos ejemplos de los que aparecen a diario en nuestras vidas. Cierto es que antes lo hacían más a menudo… pero como en todo, solo es cuestión de aprendizaje y paciencia: ellos acaban aprendiendo que sus propios pensamientos se valoran como tal y que no se miden con los nuestros como padres, sino que se les permite formar un criterio propio basado en el conocimiento objetivo de la realidad porque para hacerlos subjetivos ya están ellos mismos. No te diré que sea fácil, pues hacerlos pensar a veces les “cabrea” por el simple hecho de que lo más sencillo es que lo pienses tú. Pero educar ha de ser un estilo de vida, no solo algo momentáneo.
Otro ejemplo: no compro ropa a nadie que pueda venir conmigo y ser capaz de elegir. Y eso implica que a día de hoy solo elijo la ropa de mi hija pequeña. Cuando mi hijo era más pequeño venía conmigo y le proponía dos o tres cosas para que él pudiera elegir. Es a día de hoy y me encantaría que se comprara unos pantalones rojos o azul eléctrico tan modernos y que creo que le sentarían tan bien… Pero no, supongo que para ello debería haberme comprado un muñeco y no tener un hijo al que haber enseñado que puede y debe tener criterio propio, ¿no? ;-)
Me gusta aportar conocimientos objetivos a mis hijos, pero no pretendo que piensen como yo, sino como ellos mismos. ¿Si yo he sido capaz de pensar en libertad por qué no iba a creer que ellos también serán capaces? Mis hijos no necesitan que yo les eduque en mis pensamientos políticos, en mis creencias, en mis vivencias… Necesitan educarse en pensamientos políticos, en creencias, en vivencias… y que ellos mismos puedan hacerlos suyos sin necesidad de que coincidan con los míos.
9 años de genio, hijo
Creo que hoy en día, el espíritu librepensador está relegado a un papel secundario en aras de una formación de masas en el pensamiento. Y eso, además de peligroso, es un límite para el crecimiento de una sociedad. Invitemos a nuestros hijos a pensar con nosotros, ¡no como nosotros!
¿Cómo observáis la actualidad que nos rodea al respecto? ¿Favorece el librepensamiento de nuestros hijos? ¿O por el contrario tiende a educarlos en el pensamiento de otros?
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sábado, 18 de mayo de 2013

CASTILLO DE CONSUEGRA

AQUÍ PODÉIS VER LOS VÍDEOS DE LA EXCURSIÓN. EN OTRA ENTRADA DEL BLOG SE PUEDEN VER LAS FOTOS Y TOOOOODO LO QUE HICIMOS. ESPERO QUE LO DISFRUTÉIS.

EL FARO- ACTIVIDAD DE INTELIGENCIA EMOCIONAL

...Y LLEGAMOS AL CASTILLO !!!!

DESPUÉS DE INVESTIGAR TANTAS COSAS RELACIONADAS CON LOS CASTILLOS, LLEGÓ LA HORA DE VISITAR "EL CASTILLO DE CONSUEGRA". PARA ELLO, PRIMERO PREPARAMOS LA SALIDA ELIGIENDO COMPAÑER@ EN EL AUTOBÚS, HACIENDO UN CARNET CON NUESTROS DATOS POR SI NOS PERDÍAMOS Y ELIGIENDO LO QUE LLEVARÍAMOS EN LA MOCHILA, ADEMÁS, POR SUPUESTO, DE PEDIR PERMISO A NUESTROS PADRES.




HAY TANTOS TIPOS DE FORTALEZAS. PARA EMPEZAR QUE MEJOR QUE UNA DE LAS QUE NOS CARACTERIZA, "LOS MOLINOS" DONDE NUESTRO FAMOSO DON QUIJOTE VIVIÓ LAS AVENTURAS MAS EMOCIONANTES Y CON LAS QUE NOS ABRIÓ LAS PUERTAS A LA IMAGINACIÓN (Y OTRAS POSIBLES INVESTIGACIONES FUTURAS).




LOS PAISAJES DE LA MANCHA ILUMINAN NUESTROS CARAS. FALTA POCO PARA LA ENTRADA AL CASTILLO.



YA NOS HAN NOMBRADO COMO L@S GUERRER@S DE LA ORDEN DE LOS LEONESES. Y CON NUESTRO PETO Y EL ESTANDARTE MARCHAMOS DISPUEST@S A SUPERAR TODAS LAS PRUEBAS NECESARIAS PARA CONQUISTAR LA FORTALEZA.


PARTÍAMOS CON 50 MONEDAS DE ORO. Y NUESTR@S CONTRINCANTES ERAN NI MAS NI MENOS QUE L@S GUERRER@S CASTELLANOS. EN CADA PRUEBA SUPERADA GANARÍAMOS 5 MONEDAS DE ORO QUE NOS DARÍA EL EQUIPO CONTRARIO O VICEVERSA. 







LA PRIMERA PRUEBA CONSISTÍA EN DAR EN LA DIANA. PERO NO PENSÉIS QUE SE TRATABA DE HERIR A NUESTRA AMIGA DIANA DE LA CLASE SINO A LA BLANCA Y ROJA.



LA TESORERA FUE CLAUDIA QUE MANTUVO LAS MONEDAS A SALVO DE CUALQUIER ROBO.



PERDIMOS LA PRIMERA PRUEBA PERO GANAMOS LA SEGUNDA QUE CONSISTÍA EN MONTAR A CABALLO DE 2 EN 2 Y RECOGER UN HUEVO DE COLORES PONIÉNDOLO EN EL AGUJERO DE LA HUEVERA DEL MISMO COLOR.







PRACTICAMOS EL ARTE DE LA ESPADA (DE MADERA).






Y EL MAGO PEREJIL NOS HIZO UNA PÓCIMA PARA SER MAS INTELIGENTES. PERO ANTES TUVIMOS QUE ESCRIBIR EN EL COFRE MÁGICO LOS INGREDIENTES QUE NOS ENSEÑÓ: TOMILLO, LAUREL Y UNA POQUITA AGUA.




ES LA HORA DE DESCANSAR UN POCO COMIÉNDONOS CASI TODO LO QUE LLEVÁBAMOS EN LA MOCHILA PORQUE ALGUIEN SEGURO QUE PENSÓ QUE NO VOLVERÍAMOS Y PUSO COMIDA PARA MUUUUUUUUCHOS DÍAS JEJEJE.





NOS ENSEÑARON LOS MAPAS Y SECRETOS DEL CASTILLO...



PERO SUCEDIÓ QUE TENÍAMOS QUE UNIR NUESTRAS FUERZAS Y MONEDAS DE ORO CON EL EQUIPO CASTELLANO PUES PARA COMPRAR EL CASTILLO NECESITÁBAMOS 100 MONEDAS DE ORO Y CADA EQUIPO TENÍA 50 MONEDAS. 





ASÍ PUES, NOS ENTREGARON EL PERGAMINO CON EL SELLO DE CONSUEGRA Y CELEBRAMOS LA VICTORIA Y ESTE DÍA TAN ESTUPENDO.



"Tele" infantil en verano: consejos para proteger al niño



 La televisión está presente en nuestra vida todos los días del año, pero especialmente durante las vacaciones ¿Qué situación afrontamos? ¿Qué podemos hacer? El siguiente artículo opina sobre el tema.

 Es tarea de los padres guiar y poner límites al consumo televisivo que realizan sus hijos durante el verano Si algo les sobra a los niños durante las vacaciones de verano es tiempo; y muchas veces lo pasan con una de sus actividades favoritas: ver la "tele". En verano el consumo infantil de televisión se incrementa, ya que es una inagotable fuente de entretenimiento para los pequeños. Aunque es aconsejable que los padres pongan límite a las horas de visionado, también es importante que les enseñen a ver la televisión de una forma adecuada y que controlen, en la medida de lo posible, los contenidos a los que acceden sus hijos. Consumo infantil de televisión Dos horas y 38 minutos. Esta es la media de tiempo que los niños españoles de entre cuatro y doce años pasaron cada día delante de la televisión, en 2011. Este dato, recogido en el estudio del panel Eurodata TV Worldwide de la consultora Mediametrie, evidencia que en nuestro país el tiempo de visionado televisivo de los más pequeños se ha incrementado en un 11,2% respecto al año 2005. Los niños entre dos y cuatro años ven un 10% más televisión que hace siete años Este consumo audiovisual por parte del público infantil se amplía aún más durante los periodos vacacionales, cuando el niño cuenta con más tiempo libre.

"La televisión es el mejor canguro: sale barato e hipnotiza a los pequeños", ironiza Rafael Sánchez Ferlosio, Premio Nacional de la Letras en 2009, sobre el uso pernicioso que se le puede dar a este aparato en las vacaciones. Sánchez Ferlosio advierte, asimismo, con tono sarcástico, del "poder pedagógico de la televisión y su influencia sobre los niños". Fuente de entretenimiento Es evidente que la televisión es una fuente de entretenimiento para los más pequeños. Y la aparición de la televisión digital no ha hecho más que aumentar el empuje de este aparato como medio de ocio para el niño. La programación cuenta con numerosos canales específicos para el público infantil, donde la parrilla está diseñada solo para ellos, lo que hace posible pasar jornadas maratonianas frente a la "tele" sin necesidad, siguiera, de cambiar de canal. Los pequeños recurren a la pantalla para satisfacer sus necesidades de distracción, reducir las tensiones que padecen e informarse. La tesis doctoral del pediatra Eduardo Santoro, en la que buscaba respuesta a la pregunta ¿por qué los niños ven la televisión?, apunta, sin embargo, otros motivos adicionales al éxito de la televisión entre los menores, especialmente en verano. La investigación de Santoro concluye que los pequeños recurren a la pantalla además de para satisfacer sus necesidades de distracción, como medio para reducir las tensiones que padecen y como fuente de información. El pediatra agrega un factor situacional externo: "El niño ve televisión porque no le queda otro remedio". Enseñar a ver la televisión No es fácil poner límite a un niño que pretende ver la televisión en verano, con una programación infantil cargada de dibujos animados y películas dirigidas de forma específica para ellos. Los pequeños pasan más tiempo en casa y, si no ha sido posible salir de vacaciones, las alternativas de ocio, en ocasiones, pueden llegar a ser limitadas. Sin embargo, los padres pueden guiar el modo, y las horas, que sus hijos pasan delante de televisor. Algunas sencillas pautas sirven para ayudar a los pequeños a hacer un buen uso (y no abuso) de la televisión en verano.

- Apagar el aparato, al menos, media hora antes de que el niño se acueste.

- Elegir el programa junto al pequeño y evitar el zapping.

- Utilizar la televisión como excusa para entablar una conversación con el niño, así como para comentar con el pequeño el programa que ve.

- Comentar los programas que le gustan al niño con otros adultos y sus profesores; se trata de recabar más opiniones adultas.

 Televisión y niños: buenas prácticas en el hogar No dejar siempre la elección de contenidos a su libre albedrío, sobre todo en determinadas edades. La responsabilidad de lo qué ven los hijos es de los padres. Revisar la parrilla del día para delimitar los programas más adecuados. Intentar analizar los programas que ven los pequeños para verificar que usan el lenguaje y las imágenes adecuadas a la edad y madurez del pequeño. Establecer unos horarios fijos para ver la televisión y evitar que este interceda en las horas de sueño de los más pequeños. Procurar predicar con el ejemplo: si un niño observa que sus padres pasan demasiado tiempo delante de la televisión, verá esta práctica como algo normal. Ver la televisión en familia ayuda a que el aparato sea considerado un elemento de comunicación, no de aislamiento.

miércoles, 15 de mayo de 2013

PLANTAMOS SEMILLAS QUE DARÁN VARIADOS "FRUTOS"