La palabra autoestima se designa a aquellos pensamientos, sentimientos, emociones y apreciaciones que una persona tiene sobre sí misma. Es decir, es una percepción de tipo evolutiva formada por el individuo y dirigida hacia él.
AUTOESTIMA POSITIVA O ALTA
Esta clase de autoestima está fundada de acuerdo dos sentimientos de la persona para con sí misma: la capacidad y el valor. Los individuos con un autoestima positiva poseen un conjunto de técnicas internas e interpersonales que los hace enfrentarse de manera positiva a los retos que deba enfrentar. Tienden a adoptar una actitud de respeto no sólo con ellos mismos sino con el resto. Por otro lado, en un sujeto con una autoestima alta existen menos probabilidades de auto-crítica en relación con las personas que poseen otro tipo de autoestimas.
AUTOESTIMA MEDIA O RELATIVA
El individuo que presenta una autoestima media se caracteriza por disponer de un grado aceptable de confianza en sí mismo. Sin embargo, la misma puede disminuir de un momento a otro, como producto de la opinión del resto. Es decir, esta clase de personas se presentan seguros frente a los demás aunque internamente no lo son. De esta manera, su actitud oscila entre momentos de autoestima elevada .
AUTOESTIMA BAJA
Este término alude a aquellas personas en las que prima un sentimiento de inseguridad e incapacidad con respecto a sí misma. Carecen de dos elementos fundamentales como son la competencia por un lado y el valor, el merecimiento, por el otro.
Existe una mayor predisposición al fracaso debido a que se concentran en los inconvenientes y los obstáculos que en las soluciones.
Así, un individuo con baja autoestima se presentara como victima frente a sí mismo y frente a los demás, evadiendo toda
IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA EN LA EDUCACIÓN::
La autoestima tiene que ver con el rendimiento escolar, con la motivación, con el desarrollo de la personalidad, con las relaciones sociales y con el contacto afectivo.
Cuando un niño tiene una buena autoestima, se sabe importante y competente; no se siente disminuído cuando necesita ayuda porque al reconocer su propio valer le es fácil reconocer el valor de los demás. Es responsable, se comunica bien y es capaz de relacionarse adecuadamente con sus iguales.
Un niño con baja autoestima no confía en sí mismo y tampoco confía en los demás. Suele ser inhibido, crítico, poco creativo o, como conducta compensatoria suele desarrollar una tendencia a menospreciar los logros de los demás, así como a tener conductas agresivas o desafiantes, con lo que a su vez es rechazado por los otros.
Es necesario que los profesores y los padres asuman un papel activo en el desarrollo de una autoestima positiva y tomen conciencia de los efectos emocionales que tienen la aprobación y el rechazo. Cada vez que se establece una relación, se está transmitiendo aprobación o desaprobación y, en esta misma medida, se van devolviendo o entregando características personales que pasan a integrar la autoimagen de esa persona.
De este modo, la interacción con el profesor va teniendo repercusiones en el sentimiento de confianza en sí mismo que desarrolla el niño, es decir, si siente que lo hace bien o mal.
Si el niño percibe que el profesor es cercano, acogedor y valorativo con los alumnos, va a introyectar formas de establecer relaciones interpersonales con estas características. Si por el contrario, observa y aprende formas distantes, críticas o descalificatorias de relacionarse, interiorizará en forma casi automática este tipo de interacciones.
Entre profesor y alumno se establece una relación circular. Si el niño tiene una autoestima alta, se comportará en forma agradable, será cooperador, responsable, rendirá mejor y facilitará el trabajo escolar. Por su parte, el profesor posiblemente será reforzante, estimulante y dará retroalimentación positiva, lo que hará que el niño se comporte mejor, y así sucesivamente, generándose un círculo virtuoso.
Si la autoestima es baja, se pondrá agresivo, irritable, poco cooperador, poco responsable. En tal situación es altamente probable que el profesor asuma una postura más crítica y rechazante frente al niño, quien a su vez se pondrá más negativo y desafiante, creándose así un círculo vicioso.
Por otro lado, se ha encontrado una relación entre la autoestima de los profesores y la autoestima de los niños. Los profesores con una buena autoestima son más reforzadores, dan más seguridad a los niños, están más satisfechos con su rendimiento escolar, desarrollan un clima emocional más positivo y sus alumnos se aprecian más contentos en la sala de clases. Los profesores con baja autoestima tienden a tener miedo de perder autoridad y usan una disciplina mucho más represiva; sus alumnos son menos creativos, no saben trabajar solos, son más tensos e irritables y dependen del control que el adulto ejerce sobre ellos.