Este artículo te aportará recursos para detectar posibles causas de la hiperactividad y medidas pedagógicas para cada caso. Llevaba tiempo queriendo escribir sobre este síndrome, para ayudar a clarificar algunos aspectos, ya que gran parte de esta sintomatología es fácilmente evitable y tratable, a través de medidas pedagógicas y de crianza adecuadas.
Hoy día se habla mucho de hiperactividad. Bajo este término se suele englobar genéricamente a todo aquel que no pueda estarse quieto y se mueva desordenadamente. Es un síntoma que aumenta cada año, lo que nos hace pensar en que está directamente relacionado con el estilo de vida y educación actual. Veamos pues diferentes factores externos e internos que pueden producir hiperactividad e inquietud y algunas medidas pedagógicas favorables que podemos aplicar tanto en casa como en la escuela.
Niño activo que reacciona de forma natural a un estilo educativo antinatural
Presenta una conducta normal para su edad, que es sin embargo considerada anormal. Niño con reacciones normales a medidas pedagógicas inadecuadas a su edad. Es decir, se puede tratar de un niño menor de 6 años al que se le exige estar mucho tiempo sentado y se le ofrecen pocas posibilidades de movimiento. A esa edad, la reacción a la quietud es la inquietud.
Medidas: Más actividades motrices, juego libre exterior e interior,
rimas con movimiento, juegos rítmicos.
Niño sometido a un exceso de estímulos
Los niños menores de 6 años no están preparados para procesar tanta cantidad de estímulos sensoriales provenientes de pantallas. Muchos tienen una especial reacción e hipersensibilidad a esto, pasando de la inactividad (frente a la pantalla), a una exagerada hiperactidad cuando no están frente a ella, lo que suele generar un círculo vicioso.
Medidas: Dieta de pantallas. Es posible que haya un período crítico, donde el niño esté bajo síndrome de abstinencia, pero si se persiste, pronto se notarán cambios positivos, sobre todo si además se aprovecha ese tiempo para
actividades de movimiento.
Niño especialmente sensible a los azúcares y aditivos
Muchos niños tienen una especial sensibilidad a los azúcares y fosfatos, incluidos por ejemplo en el jamón york. Hoy día un desayuno habitual infantil, basado en leche con colacao y cereales o pan con nocilla, contiene un exceso de azúcares, que el niño no es capaz de metabolizar. El azúcar tiene un impacto directo en la movilidad de los músculos, provocando en muchos casos, hiperactividad.
Medida: Cambia la dieta, reduce aditivos y azúcares. Prueba ofrecerle un desayuno diferente con infusión, pan integral con aceite y tomate, por ejemplo, e inmediatamente notarás los cambios. ¡Merece la pena el esfuerzo!
Problemas en el entorno afectivo (familiar, principalmente):
Los niños menores de 6 años son especialmente sensibles al ambiente emocional de su entorno. Es habitual que el niño refleje en su comportamiento inquieto, la inquietud y nerviosismo emocional de su entorno. Las emociones de los adultos del entorno, se transforman en el niño en reacciones y comportamientos físicos.
Medidas: Entorno del niño con adultos serenos, centrados y estables emocionalmente.
Problemas de desarrollo a causa de traumas que provocan alteraciones en el desarrollo motriz y sensorial
- Traumas vividos durante el embarazo (schock, golpes, traumas, enfermedades o depresión de la madre, que inciden directamente en la formación del SNC del feto.
- Traumas de nacimiento (cesárea, fórceps).
- Traumas de los primeros días de vida (incubadora, parto prematuro, distanciamiento de la madre).
- Traumas por exceso de estímulos (ruidos, imágenes, tecnología…) en los primeros meses de vida, que el niño no puede procesar.
Además, la falta de movimiento libre en el suelo, durante el primer año de vida, y falta general de movimiento en los años posteriores, dificulta al niño madurar su cuerpo y poder controlarlo. Lo sentimos “fuera de su cuerpo” y así realmente es. No puede dominar su cuerpo, que está lleno de reflejos primitivos retenidos y tienen dificultades en la integración sensorial, lo que le genera un comportamiento errático, con exceso de movimientos desordenados y exceso de reactividad a los estímulos externos.
El máximo nivel de control del cuerpo es la quietud. Sin embargo esto solo se alcanza a través del movimiento. Por eso no nos debe extrañar la epidemia de niños hiperactivos, en una sociedad cada vez más sedentaria. Es la reacción normal ante una situación anormal para el sano desarrollo infantil.
Repasemos medidas generales que ayudarán a todos los niños hiperactivos o inquietos a estar más a gusto en su propia piel y por tanto, más tranquilos:
- Mejorar el sueño. Ayudarles a que duerman más. Para ello, evitar TV por las tardes, favorecer los hábitos y ritmos fijos de sueño. (Acostarse siempre a la misma hora).
- Ritmos y hábitos claros del día (horarios de comidas, descanso, tiempo libre fuera, sueño). Vivir acompañando las estaciones del año.
- Alimentación saludable: Reducir azúcares, harinas refinadas, aditivos y alimentos procesados industrialmente. Consumir productos frescos, e integrales.
- Reducir al máximo la exposición a TV, tabletas, móvil, PC y demás dispositivos.
- Favorecer un entorno afectivo estable y tranquilo.
- Pasar más tiempo en conexión con la naturaleza, eso siempre calma.
- Juegos y rimas con movimiento. El ritmo es completamente sanador, ayuda a ordenar el cuerpo y a activar una respiración armónica.
- Movimiento libre y Rimas con Movimiento que ayuden a superar reflejos a madurar el sentido vestibular (equilibrio), ya que ambos factores (reflejos y vestibular inmaduro, producen inquietud y exceso de movimiento desordenado).
Vías farmacológicas
En algunas ocasiones, es posible que se justifique el uso de Ritalín y otras vías medicamentosas. Sin embargo se podría hablar de un abuso en el diagnóstico y tratamiento farmacológico, un abuso, totalmente evitable si se tienen en cuenta las posibles causas y las medidas pedagógicas a tomar. Espero que este artículo sirva al menos para reflexionar al respecto y dar otra oportunidad a niños, que demasiado pronto están siendo dopados. Ciertamente, mientras toman las pastillas están más tranquilos, pero las consecuencias de estos tratamientos, a largo plazo, para el desarrollo en el futuro de su personalidad, son cuestionables y aún poco claros, de modo que lo mínimo sería tener cautela.
Tamara Chubarovsky, febrero 2018
www.tamarachubarovsky.com